Para qué seguir evocando tu presencia en escritos que a nadie le interesan. Para qué revivir momentos dolorosos o felices que ya pasaron. Para qué estancarme en el tiempo añorandote si vos nisiquiera recordas mi nombre. Rescato todo lo bueno, descarto todo lo malo. Sigo adelante, en el camino, esperando encontrarte, pierdo mi tiempo lo sé, pero es inevitable. Aunque sepa que todo suma más dolor, los sentimientos me dominan.

Las lágrimas corroen mi piel como ácido, esparciéndose por todo mi cuerpo, desgarrando la carne. Envuelta en sangre, purifico mi dolor. Las heridas no cicatrizarán jamás, más esta pena, no me rozará nuevamente

Sangre, néctar de demonios, fruto del dolor por ellos incitado.

Nada me toca, soy inmune a todo. Desde mi lugar las horas pasan pero el tiempo no deja huella alguna en mi. Soy un espectador que desde afuera todo lo ve, todo lo oye, más no actúa jamás. El aire traspasa mi ser sin siquiera inmutar una hebra. Tus besos me rozan, desearía sentirlos. Tus manos recorren mi cuerpo y yo permanezco intacta. El dolor no me afecta y tu presencia nada altera.

Cuanto tiempo más podré sostener esta mentira, cuanto tiempo más podré usar esta máscara que me protege, pero a la vez todo lo destruye.

Tu cuerpo junto al mio, en un éxtasis de pasion. Sin rencores. Esa mirada lo decia todo, ese abrazo lo demostraba. Enredados los dos, al borde del llanto, entregados por completo, era real, verdadero. Por un momento lo tuve todo, en un parpadeo lo perdi. Cuan efímeros son los sentimientos, q volátil el amor. En un segundo la vida y en otro, dolor. Ese calor ya no esta, la pasion se esfumo. No más besos, ni caricias, mucho menos Amor.